Ayer se constató en las calles de más de 60 ciudades españolas el divorcio entre el pueblo y las elites gobernantes. Asimismo, pudimos observar que entre la gente convocada en las mareas ciudadanas hay más ingenio, claridad de ideas y valor revolucionario que en los dirigentes de los movimientos convocantes. Prensa y televisión ningunean la noticia más importante del día, relegando la información sobre las manifestaciones al quinto o sexto puesto de sus portadas, demostrando una vez más que en España se practica el peor periodismo del mundo, al servicio de los intereses corporativos, financieros y militares de sus dueños. «Que no nos representan» siguió siendo el eslogan más coreado por el pueblo, a pesar de los intentos de convertir las protestas en una mera reivindación económica.
No, las protestas son contra el régimen de poder impuesto por las elites empresariales, financieras, políticas y mediáticas. El hecho de que se sumen muchas protestas sectoriales, de todos los ámbitos de la sociedad, productiva y no productiva, jóvenes y mayores, hombres y mujeres, juntos, diciendo NO, NO QUEREMOS LO QUE HAY, trasciende cualquiera de las reivindicaciones particulares y se convierte en un rechazo global al régimen de poder instituido en la transición. Y lo que está en marcha, aunque ni las elites ni el pueblo sean plenamente conscientes de ello todavía, es un proceso destituyente, un movimiento revolucionario con voluntad de proseguir en las calles, con actos de desobedienca cada vez más conscientes y eficaces, hasta hacer caer el régimen y abrir, entonces sí, un periodo de reflexión y debate, es decir, de libertad de pensamiento para decidir cómo queremos organizarnos.
No es éste el momento de plantear, como hacen algunos tal vez por ingenuidad o por mala fe, un proceso o periodo Constituyente, lo cual forzosamente sería un engaño, pues no se dan las dos condiciones previas imprescindibles: que haya libertad de pensamiento y que exista libertad politica. Y estas dos libertades del espíritu humano son las que el régimen imperante, emanado de la Constitución de 1978, ha negado al pueblo español, dándole como sucedáneo la presunta «libertad de información» y las «elecciones libres» (en realidad, plebiscitos sobre las listas de los aparatos partitocráticos), mientras nos otorgaba graciosamete todas las libertades que caben entre el cuello y el bajo vientre (rayando en ocasiones lo grotesco).
Las luchas sectoriales deben ahora ponerse al servicio de un objetivo mayor. Hay que abandonar los intereses particulares, egoístas, para hacer confluir todas las energías en el derrocamiento de las estructuras que están asfixiando el que podamos vivir, convivir, cooperar, amar, ejercer plenamente nuestras capacidades como seres humanos libres y responsables de nuestros actos. En resumen, lo que queremos es recuperar nuestra soberanía y dignidad frente a la tiranía de la fuerza, el interés particular, la corrupción, la mentira, la envidia, la competencia fraticida por las migajas del sistema, y la degradación de cuanto hay de noble y hermoso en el ser humano.
Y para ello habrá que llevar al régimen al estrangulamiento -mediante la desobediencia económica-, a la ingobernabilidad -mediante la abstención y la insumisión en sus plebisicitos– y al miedo -mediante la denuncia de sus delitos con nombres y apellidos, añadida a una presión insoportable en las calles. No hay ninguna receta mágica, cualquiera que se nos presente será un intento de manipulación, y no os quepa duda que los poderhabientes, según se vayan sintiendo en peligro, intentarán varias componendas: nuevas elecciones, gobierno tecnocrático, abdicación de Juan Carlos I en Felipe VI, incluso puede que una nueva republica… Todo es posible ahora, pero lo deseable es que no nos conformemos con apaños ni mentiras autotranquilizantes, sino que avancemos con firmeza y paciencia, poco a poco, que apenas hace un año estábamos gateando, y sólo hace unos días que empezamos a dar nuestros primeros pasos. Y entre tanto, sigamos pensando, discutiendo, escuchando, en suma, sigamos aprendiendo hasta que de verdad seamos capaces un día de vivir, no simplemente como queremos, sino como sea más conveniente para todos.
¡Abajo la tiranía!
Os dejo algunos enlaces para quienes quieran profundizar en algunas de las cosas dichas en este artículo:
Entrevista a Félix Rodrigo Mora y su blog.
Enric Duran está haciendo propuestas muy interesantes.
Antonio García Trevijano sigue dando quebraderos al régimen partitocrático, con su periódico y radio Libertad Constituyente.
Acratas.net un blog donde se puede aprender y opinar con libertad de expresión y de conciencia.